En los tiempos que corren, en que nos anexionamos a la cultura comercial norteamericana y la tomamos como propia, la noche de Halloween se celebra cada vez con más fervor en la calles y bares de la ciudad. Hay que tomárselo ante todo como lo que es, una noche para pasarlo bien... y pasar algo de miedo también, pues no viene nada mal al cuerpo descargar un poco de adrenalina.Si no tienes planes y prefieres quedarte en casa, te propongo un Top Ten de películas para ver en esta noche tan mágica y terrorífica. Eso sí, ni se te ocurra bajar solo al sótano. 
10. Viernes 13: Nombre de la saga de uno de los malos malísimos más famosos de los años 80. Reflejo surrealista del niño feo, blanco de las risas de los muchachos de su alrededor. Tras su muerte, decide vengarse de todos ellos y, de paso, de todas aquellas parejas que quieran brindarse una noche de placer en Crystal Lake. Sin venir a cuento, simplemente porque tenía un mal día.

9. Pesadilla en Elm Street: A pesar de ser cuatro años más joven que Jason, Freddy Krueger tal vez posea el trono de ser el personaje más abominable de la década de los 80. Como el Coco le hacía la competencia con los niños que no dormían, Freddy decidió ser más puñetero y hacer la vida imposible a todo aquel que tuviese la decencia de echarse una cabezadita. La primera película fue un exitazo sin parangón, luego fue perdiendo su terror característico y popularidad a medida que avanzaban los títulos... hasta que le midieron en combate con el mismísimo Jason, pasando a engrosar la lista de remakes freaks y patéticos de la historia del celuloide.

8. The ring (la señal): Posiblemente el origen de todas las malditas cadenas que recibimos por e-mail del tipo "Envíalo a 500 personas en los próximos 3 minutos o morirás de la manera más lenta y dolorosa posible". Remake del filme original de Suzuki (el director, no el de las motos), es un largometraje que te mete el miedo en el cuerpo poco a poco y acaba venciendo por puntos, no por KO. Una cinta que trae consigo una advertencia, pero esa advertencia va despertando poco a poco nuestro interés, lejos de alejarnos del peligro. Por que el ser humano es así de estúpido por naturaleza, es como cuando de pequeño te dicen "Cuidado, no vayas a meter los dedos en el enchufe".

7. Poltergeist: Trilogía bastante buena en conjunto, aunque las segundas partes nunca fueran buenas, y ésta no se salva de la criba. Con la tercera parte interpretada por otra niña, el asunto ya perdió la seriedad que requería. Lo que pone de los nervios no es la película en sí, sino la leyenda negra de la muerte de hasta cuatro actores al poco de rodar la película. Para explicar tales sucesos se dijo que la película había sido rodada sobre un cementerio indio sagrado, lo que había provocado la ira de los espíritus ¿Alguien se cree esto?
6. Psicosis: Sacamos del baúl de los recuerdos la obra maestra de Alfred Hitchcock porque, a pesar de tener casi medio siglo, sigue poniendo los pelos de punta como la primera vez y es de las preferidas por los amantes del cine de terror de varias generaciones. El problema es cuando ese fanatismo es llevado al extremo y te da por poner en tu baño la cortina con la silueta de Norman bates con el cuchillo en mano. Eso ya resulta demasiado freaky, amigo.
5. La matanza de Texas: Con lo bonito que es el estado de Texas, los paisajes que presenta la película y la cantidad de tías y tíos buenos que hay en el reparto, menos mal que al director no se le ocurrió hacer la típica película de adolescentes enamorados o una segunda parte de
Sensación de Vivir. A pesar de lo sangrienta que resulta, la película tiene moraleja: no entres en la casa de un desconocido. No porque te puedan matar, sino porque eso es allanamiento de morada y te puede caer un paquete bastante serio.
4. [REC ·]: Algo de producción nacional no viene mal para demostrar que aquí también sabemos hacer temblar de miedo. El papel de Ángela Vidal es para muchos el fiel reflejo del
periodista gonzo llevado a tal extremo que se perfila entre la vida y la muerte; una heroína del nuevo periodismo. A su lado, los de
Callejeros se quedan en meros aprendices de reportero. Y qué decir de esa frase que va a pasar a los anales del cine español:
"Pablo, grábalo todo... por tu puta madre".
3. El resplandor: Para mí es una razón de peso por la que no volveré a dormir en un hotel de carretera, alejado de todo rastro de civilización. Miedo en el cuerpo es poco para describir lo que se siente al ver a Jack Nicholson cambiar por completo de personalidad hasta convertirse en uno de los psicópatas más famosos del cine. El pobre es normal que se vuelva tan desquiciado al estar en un hotel incomunicado por la nieve, con una mujer que pondría de los nervios hasta el mismísimo Dalai Lama (y que, para hacerla más odiosa,
la dobla de pena ni más ni menos que Verónica Forqué) y un hijo que debería apuntar el messenger de Mulder y Scully por si podrían echarle una mano. La escena de Jack destrozando la puerta con un hacha no se te irá de la cabeza.

2. El silencio de los corderos: Sin lugar a dudas, el thriller por excelencia de los años 90. Sin necesidad de meter un monstruo espeluznante, ha sabido aterrar desde los pequeños más intrépidos que se han atrevido a verla hasta los hombres de pelo en pecho. Seguramente el papel más difícil y brillante que haya interpretado Anthony Hopkins. Una película para no perderse, premiada con cuatro Oscar, aunque eso no sea un garante de la calidad de la misma.

1. El exorcista: La cumbre del miedo. Y el que diga lo contrario, es que no la ha visto. El personaje de Regan Mc Neil sufre un trastorno tan grande que pasa de la noche a la mañana de ser la hija que todos los padres quisieran tener a ser la bendición del demonio aparte de un reclamo para que los ateos crean en lo que dicen los curitas, creando de la habitación un segundo plató de
Cuarto Milenio. Un servidor todavía sufre taquicardias al recordar a ese ser repelente dándole vueltas la cabeza. Gracias, William Friedkin, por haber nacido. Sin ti nos hubiéramos perdido posiblemente la mejor película de terror de la historia. Feliz noche de Halloween.